martes, 17 de octubre de 2017

AVENTURAS POLARES EN EL CINE - DE LOS INICIOS A LOS AÑOS 20 (Parte 1)

La industria del cine ha utilizado desde sus inicios los escenarios más variopintos para contar sus historias: océanos, desiertos, selvas y montañas nos han hecho disfrutar de múltiples e increíbles aventuras desde que eramos pequeños. En su esfuerzo por sorprendernos cada vez más con la puesta en escena y hacer volar nuestra imaginación durante los minutos u horas que duraban sus películas, los directores de cine llegaron incluso a transgredir las fronteras del espacio y del tiempo y se han aventurado a transportarnos no solo a rincones remotos de nuestra tierra sino también fuera de ella llegando hasta otros planetas.  

Pero hay un tipo de películas que por encima de otras, quizás por su insultante escasez, arrastran  a los apasionados de las regiones polares al cine o a sentarnos en frente del televisor, como si fuésemos atraídos por un potente imán, y dejar cualquier cosa que estuviésemos haciendo. ¿Que mejor sensación que la de sentarse cómodamente en una butaca para ver como otros pasan un rato  largo dentro de la pantalla titiritando de frío?. Hablo por supuesto de esas películas que se ambientan en nuestras queridas tierras Árticas y Antárticas...esas que los que me conocen llaman "esas películas de los Polos" que tanto te gustan.

Cuando me aventuré a escribir esta publicación no sabía bien donde me estaba metiendo, tenía en mente unas cuantas películas sobre las que hablar y pensaba zanjar el tema con un solo artículo, pero cuando me puse manos a la masa, me di cuenta de que las películas que había visto eran solo la punta de un iceberg de dimensiones que yo todavía no me termino de creer bien. He pasado un buen rato tratando de localizar y ordenar todas las películas y documentales que se ambientan en regiones polares, árticas o antárticas y aún así, estoy seguro de haberme dejado alguna que otra fuera del tintero. Estoy elaborando todavía un listado que publicaré en la ultima parte de esta serie, porque  me he dado cuenta de que lo mejor iba a ser hacer la publicación por partes para así poder extenderme algo más en algunas de las maravillas que he ido encontrando.

El domingo pasado emitían en La2 "Nadie quiere la noche" de Isabel Coixet, una de las dos únicas películas españolas correspondientes a este "helado" género del que os quiero hablar (la otra sería "Los amantes del circulo polar" que roza pobremente el privilegio de poder ser considerada como una de nuestras Películas de los Polos).

Nadie quiere la noche 
"Nadie quiere la Noche" merecería una publicación en exclusiva en este blog, ya que entre otras cosas ha sido merecedora de diversos premios cinematográficos. La menciono aquí tan solo de pasada porque ha sido su reciente emisión la que me ha inspirado a realizar esta publicación.

De los cientos de miles de películas que se han podido hacer a lo largo de toda la historia del cine, no más de 400.000 por lo que he podido comprobar en mis rápidas pesquisas por Internet, solo unas pocas utilizan tierras Árticas o Antárticas para desarrollar sus guiones. Sorprendentemente, no todas las que eligieron estas bellas e inhóspitas regiones heladas para desarrollar su acción, son siempre dramas que nos relatan el sufrimiento de legendarios exploradores polares, de hecho, son las de este tipo  las que menos abundan. Por el contrario, existen numerosas películas de animación, y también muchas otras de acción y de terror que han encontrado en la nieve y el hielo una atmósfera perfecta para hacernos disfrutar de inolvidables emociones. 

Algunas de las películas que aparecerán en el listado, tan solo hacen un guiño a estas regiones. El hielo aparece tímidamente en alguna escena suelta o solo en alguna pequeña parte de la película. Seguramente, cuando leáis entre los títulos películas de la saga de los Transformers o de Fast and Furious  algunos os levantareis de la silla indignado y diréis: "Venga ya, ¿aparecen los polos en esa película?".  Veremos también, algunos algo decepcionados, que las películas polares que podríamos llamar  como "históricas", son una minoría que apenas alcanza la decena entre las casi doscientas que he localizado. Pero no desesperéis, aún así veréis que hay grandes películas de ficción, acción o terror ambientadas en regiones polares que no os debéis perder por nada del mundo si algún día las echaran por la tele.

Y ahora, vamos al grano. La primera pregunta que me hice cuando me decidí a hacer esta publicación fue, ¿Cual será la primera película ambientada en las regiones polares que se ha hecho en el mundo?
A mi mente rápidamente acudió "Nanook el esquimal", de la que hablaremos luego, pero no, resulta que había películas anteriores a ésta.

La primera película Polar con mayúsculas, es una película muda Francesa de 1912 llamada "A la conquéte du Pôle", de George Méliès, al que seguramente muchos conozcáis mejor por su obra "Le voyage dans le luna" de 1902, una de las primeras películas que se hicieron en la historia del cine, donde como recordareis, la pobre Luna acaba con el cohete del Professor Barbenfouillis (protagonizado por el propio George Mélièsempotrada en un ojo.

"A la conquéte du Pôle" 1912
La película muda, al igual que "Le voyage dans la Lune" , se inspira en las novelas de Julio Verne. "A la conquete du Pole" apenas supera los 30 minutos de duración y aún así, casi duplica la de su predecesora. Su rodaje comenzó apenas seis meses después de que Roald Amundsen pisara el polo sur en diciembre de 1911, por lo que es probable que la hazaña del noruego sirviese de inspiración a Méliès, a la par que se presentaba como una buena oportunidad para rodar una película al respecto. El Polo norte ya había sido supuestamente alcanzado en 1909, pero como muchos sabemos, la hazaña quedó inmersa en una bruma de controversia en la que probablemente pocos directores cinematográficos de la época quisiesen inmiscuirse. No fue el caso del estrafalario Méliès, que cuando fue cuestionado al respecto de la polémica existente entre Frederick Cook y Robert Peary, contrincantes que se disputaban el privilegio de haber sido los primeros en pisar el paralelo 90, la respuesta de Melie fue, que dado que él no creía que ninguno de los dos lo hubiera alcanzado realmente, lo mejor sería que él mismo fuera allí. Y efectivamente, así lo hizo, pero a través de la cámara y no encontrándose  con traicioneros canales de agua abiertos en el hielo, osos polares y crestas de presión, sino con improbables enemigos labrados por su exhuberante imaginación. Unos riesgos un tanto insólitos, entre otros, el gigante caníbal de las nieves (escena estrella de la película por cierto) y una juguetona y traviesa aguja magnética ubicada en el mismo polo que se resiste a dejarlos partir hasta que finalmente son liberados y emprenden el viaje de vuelta mientras son saludados por un regimiento de pingüinos, si, lo habéis leído bien, pingüinos en el polo norte...Melies no tenía limites.

Como detalle curioso os contaré, aunque por supuesto os invito a verla, que los participantes en la expedición representan a diversas naciones, Francia, Inglaterra, América, España, China y Japón. Aunque en principio, deberíamos de considerarnos afortunados por encontrarnos en tan exquisito y selecto grupo, nuestro orgullo se tambalea cuando nos damos cuenta de que nuestro representante nacional (que porta un ostentoso gorro de aspecto sospechosamente mejicano), se llama..."Cerveza". Nada ofensivo por mi parte, aunque si curioso. Se ve que George Melies conocía bien a los Españoles.
Miembros de la delegación internacional.
Aunque la película es un ejercicio de imaginación que raya la locura, en algo no se equivocaba George, y su película por tanto es algo premonitaria en ese aspecto, y era en que el Polo norte sería alcanzado trece años más tarde por primera vez por aire (El tandem Nobile-Amundsen lo haría en el drigible Norge en 1926, y poco probablemente pero anteriormente en 1925, Richard Byrd, si creemos su versión de los hechos).

Pasan ocho años hasta que la siguiente película "polar" aterriza en los cines. Se trata de "The Romance of the Far Fur country" cuya traducción sería algo así como "La balada del lejano país de las pieles" realizada en 1919. Se define como uno de los primeros documentales que describen la vida de los comerciantes de pieles en el ártico, aunque por lo que he podido comprobar se trataría del primero que habla sobre esa región, ya que no he encontrado ningún otro documental anterior.

The Romance of the Fur country, 1919
El nombre en inglés forma un juego de palabras curioso, ya que Fur, "pieles" en castellano, se pronuncia como "Far", lejos. Lo que hace que el nombre para los angloparlantes suene como "La balada de un país muy muy lejano".

Este film nace con la intención de celebrar el 250 aniversario de la creación de la Hudson Bay Company (HBC), y cuenta la vida de sus trabajadores y de los Inuit e indios con los que comerciaban en el norte de Canadá.  Otra historia que merece una publicación aparte y de la que ya hablaremos. Lo impresionante de este documental es que se rodó sobre el terreno, realizando largos recorridos bajo muy duras condiciones. A través de sus fotogramas, podéis haceros una idea de como era la vida de aquellos traperos y de los nativos en aquella época ahora tan lejana. Solo he podido pescar este  pequeño fragmento, no he podido encontrar el vídeo completo en Internet. Algunas de las escenas que se describen como más emotivas son aquellas en las que, al parecer, la población Inuit cuenta algunas de sus experiencias más crudas. Sinceramente, me quedo con muchas ganas de hincarle el diente.

Dos años después vio la luz una película más conocida por todos nosotros "Nanook of the north" o "Nanook el esquimal" como se tradujo en España. Un film que seguramente muchos de vosotros ya habréis visto, dirigido por Robert J. Flaherty, un director amateur miembro de la HBC. Nanook no es en realidad estrictamente una película, sino más bien lo que los expertos llaman un Docudrama, un film documental en el que aparecen actores que actúan añadiendo un cierto contenido dramático a la historia que se cuenta. En este caso, no obstante, yo diría que los "actores" se limitan a interpretar sus propias vidas, no como la familia que representan, porque al parecer no eran tal, pero si al menos mostrando parte de sus hábitos cotidianos. Ha sido considerado incorrectamente durante mucho tiempo como el primer documental de la historia, afirmación errónea, ya que como hemos visto los chicos de la HBC se adelantaron a Flaherty por dos años. 

Cartel de Nanook el Esquimal
La historia transcurre en la orilla este de la bahía de Hudson, en la península de Labrador. La curiosidad por el estilo de vida y costumbres de los Inuit es algo que siempre ha dominado la mente de los exploradores desde los inicios de la exploración polar, y por extensión, la de los habitantes de los países de donde partían originariamente las expediciones. "Nanook of the north", es un temprano acercamiento a la sociedad civilizada del tipo de vida y costumbres de la población Inuit. El documental presenta estos pobladores al resto del mundo, no como personajes de circo, sino como seres humanos cuya subsistencia diaria es una permanente lucha contra los elementos. La película es, toda ella, una inmersión total en sus quehaceres diarios, caza de focas, morsas, zorros, la inevitable construcción de iglús, etc. A pesar de que la película cumplió sobradamente sus objetivos, de tender un puente de conocimiento entre dos culturas tan lejanas y distintas, no se libró de tener que lidiar con cierta polémica. Entre otras cosas, se  acusó a su director de haber forzado durante el rodaje a que se emplearan técnicas tradicionales de caza en lugar de las más modernas que los Inuit ya estaban empleando por aquella época, cuando el uso del rifle ya era generalizado.

En 1924 volvemos a pisar terreno que nos es familiar a muchos  entusiastas polares. Se estrena "The Great white silence", o "El gran silencio blanco" que algunos conoceréis mejor por su sonora secuela llamada "90 grados sur" de 1933. Herbert Pointing, director de la película, era el fotógrafo y cámara  de la última y fatídica expedición de Robert Falcon Scott a la Antártida transcurrida durante los años 1910-1913. Herbert Pointing, cuya obra es sencillamente espectacular, cuenta de forma gráfica por primera vez como transcurre una expedición polar real. Tuvo que esperar no obstante a la finalización de la primera guerra mundial antes de poder alcanzar al público de forma generalizada, previamente solo había sido expuesto su material de forma discrecional en las múltiples conferencias que se realizaron después del regreso de los expedicionarios a Inglaterra.

Algo más tarde, en 1925, ve la luz la primera película de animación Polar. Género que, como veremos en futuras publicaciones, monopolizará nuestras "películas de los Polos". Quizás mi entusiasmo por la tarea me ha llevado demasiado lejos al considerar una película de menos de cuatro minutos de duración dentro de este inventario, pero ...¿quien podría dejar fuera ésta joya? Os presento a "Buscando a Santa!" o "Searching for Santa", protagonizada por Krazy Kat, algo así como el Gato loco. Desafortunadamente no he podido encontrar por ningún lado este pequeño corto de animación mudo.

Searching for Santa! 1925
A "Searching for Santa!" le sigue Eskimotive, otra película de animación de menos de ocho minutos de duración donde un primitivo Félix el gato, atrapado en una pompa de jabón, acaba en el polo norte lidiando contra osos polares. Como veis, el cine de animación empezaba a posicionarse cuando del género polar estaba todavía en sus primeras fases de gestación.


Nos despedimos de esta decena con "The call of the north" o la "Llamada del Norte" de 1929, una película alemana que para mi, al menos, está envuelta en una espesa niebla misteriosa. Al parecer, cuenta la historia del único superviviente de una expedición polar que tras volver a su hogar, trata de averiguar que ocurrió con el resto de sus compañeros. Tan escasa información, lo poco que he encontrado está en alemán aquí, y una portada tan sugerente como la que vemos a continuaciónnos deja con la miel en los labios.

The call of the north o Ruf des Nordens
En la siguiente parte de esta, que parece va a ser una larga saga de publicaciones, nos adentraremos en las películas polares realizadas en los años 30 y quizá hasta 40. Si habéis llegado hasta aquí seguramente os habréis quedado con ganas de más. Paciencia, que ya están en el horno.




sábado, 30 de septiembre de 2017

¿QUÉ ES EL ÁRTICO? (PARTE 2)

En la anterior entrada de esta seria titulada ¿Qué es el Ártico?, hice un resumen global de lo que es el Ártico en su totalidad, sin entrar en el detalle de lo que se considera zona ártica para cada uno de los estados miembros del Consejo Ártico.

Cada estado miembro tiene su propia definición, con sus límites geográficos, sus características propias y las implicaciones sociales que tiene ser un habitante de esta zona considerada ártica. En esta ocasión me gustaría centrarme en sus límites geográficos...


Rusia

Rusia posee un vasto territorio, con un geografía muy diversa, una zonas climáticas muy variadas y un rango de temperaturas extremadamente elevado:


Temperaturas medias anuales.
Fuente: http://biaar.com/wp-content/uploads/2016/10/biaar_1475992687_005_web%20Links-1024x576.jpg


Las zonas consideradas árticas por el gobierno ruso se van modificando cada cierto tiempo. Los habitantes de estas zonas gozan de ciertas ventajas sociales y económicas - que explicaré en la siguiente entrada del blog, y ésto hace que el gobierno central modifique su ubicación dependiendo de la marcha de la economía estatal.

Para hacernos una idea de cómo van variando las zonas árticas rusas, podemos comparar en las siguientes dos imágenes qué regiones las componen antes y después de la última modificación, en enero de 2016:


Zonas Árticas Rusas anteriores al 01.01.2016.
Fuente: http://severpost.ru/docs/upload/2017/05/1494598881.jpg

No automatic alt text available.
Zonas Árticas Rusas a partir del 01.01.2016.
Fuente: http://www.mnr.gov.ru/gosdoklad-eco-2015/arctic.html

Como podemos desprender de esos mapas, las zonas afectadas pueden comprender cientos de km², por ejemplo, en la República de Saja.

Para los más curiosos, podéis encontrar el documento original firmado por Vladimir Putin el 2 de Mayo de 2014, en donde especifica cuáles son las zonas árticas rusas, aquí:


Fuente: http://static.kremlin.ru/media/events/files/41d4d8e8206d56fc949d.pdf


Canadá


En el caso de Canadá, esta definición del Ártico es mucho más ambigua. Personalmente, la que más me convence es la que establece el Northern Development Ministers Forum (NDMF). Más información sobre este organismo y sus objetivos lo podéis encontrar aquí:


Fuente: http://www.nadc.ca/Docs/training-employment-project-2006.pdf

Este organismo define como Zonas Ártica Canadiense los territorios del Yukon, Northwest Territories y Nunavut, y las extensiones del norte de siete provincias: British Columbia, Alberta, Saskatchewan, Manitoba, Ontario, Québec, y Newfoundland y el Labrador.

Si ponemos todos estos territorios sobre un mapa, nos daremos cuenta que solamente los 3 estados del norte (Yukon, Northwest Territories y Nunavut) ocupan aproximadamente un 40% de todo el territorio nacional. Si a estos territorios les sumamos las extensiones del norte de las siete provincias del sur, el resultado es que la inmensa mayoría del país se puede considerar como zona ártica: 


map 1
Fuente. http://www.statcan.gc.ca/pub/85-002-x/2015001/article/14165-eng.htm



Región Euro-Ártica de Barents (Finlandia, Noruega, Suecia y Rusia)

En este caso no me voy a referir a un estado en el sentido estricto de la palabra, sino a un conjunto de estados que se han unido para establecer una área de cooperación ártica, la Región Euro-Ártica de Barents.

barents-map-main-towns.jpg
Fuente: http://www.barentscooperation.org/loader.aspx?id=f9bc3192-5637-4a76-b8eb-035474f086f2

Esta región de cooperación internacional abarca alrededor de 1,750,000 km² (en comparación, la península ibérica son 582,000 km²), 14 condados, y la habitan apenas unos 5 millones de personas.

Esta área de cooperación tiene interesantes grupos de trabajo, lo mismo que sucede con el Consejo Ártico que mencioné en mi primera entrada de esta serie... en posteriores entradas del blog podemos comentar a qué se dedican estos grupos.


Groenlandia (Dinamarca)

Esta región no deja lugar a dudas: si pisas Groenlandia, has pisado el Ártico.

Si bien es cierto que parte de esta inmensa isla cae por debajo del Círculo Polar Ártico, cualquier clasificación existente sobre el Ártico incluye a Groenlandia, en su totalidad, como territorio Ártico.


Map of Greenland
Fuente: https://www.greenland-travel.com/files/kort/550x735_groenlandskort_UK_landsdelt_graa.jpg


Alaska (Estados Unidos de América)

Creo que no me equivocaría diciendo que si preguntamos a la gente si Alaska es un territorio ártico, la inmensa mayoría contestaría afirmativamente. ¿Es esta afirmación cierta?

Si miramos el mapa que compartí en la primera entrada de esta serie, vemos que, según el organismo al que nos dirijamos, las partes de Alaska que se consideran territorio ártico son muy variadas. Solamente un organismo considera la totalidad de Alaska como territorio ártico, la AHDR (el organismo AMAP tampoco considera la totalidad del territorio). El resto de organismos, aunque no coinciden al 100%, comparten un frontera bastante similar.

¿Qué sucede si analizamos la división política de este estado? Vemos lo siguiente:


Fuente: https://www.travelalaska.com/~/media/Images/TravelAlaska/Maps/AlaskaMap.ashx

Vemos que existe una división territorial que se asemeja bastante a la de organismos como el EPPR y el CAFF, así como al Límite Arbóreo Ártico, o a la Isoterma 10ºC, la región denominada oficialmente como Alaska Septentrional (en inglés Far North o Arctic Alaska).

Como yo tampoco lo tenía demasiado claro, he seguido investigando y he visto que existen otros organismo locales de este estado que crean sus propios límites para definir el territorio ártico de Alaska, como la ALCC:

Fuente: http://arcticlcc.org/products/maps/show/arctic-lcc-boundary-maps

Esta división también se asemeja bastante a la división administrativa antes mencionada, por lo que yo apuesto por esta división administrativa para definir lo que es el territorio ártico de Alaska.


Islandia

¿Es Islandia un territorio ártico? Aunque pueda parecer tener una respuesta obvia, estoy seguro que mucha gente no lo tendría tan claro. Supongo que debido al boom turístico, a que las temperaturas son bastante temperadas, a que es fácilmente accesible para cualquier turista en cualquier época del año... todo esto puede confundir a la gente.

Sin duda, Islandia es un territorio ártico. ¿En su totalidad? Si es cierto que se ubica por debajo del Círculo Polar Ártico, mi respuesta es afirmativa - aunque se podría debatir, claro está... todos los organismos, sin excepción, la incluyen dentro de su definición de territorio ártico, en su totalidad. La única excepción es la Isoterma 10ºC, que no la incluiría al 100%.



Existen otros territorios insulares, como las Islas Feroe o el archipiélago de las Svalbard y Jan Mayer, que no están incluidos en ninguna de las divisiones antes mencionadas, pero la entrada de un blog tampoco da para cubrir el 100% de los casos... así que os dejo que investiguéis esos casos vosotros mismos.


La próxima vez que visitéis una zona remota del norte, y os pregunten si habéis estado alguna vez en el Ártico... ¡¡ ya sabéis qué contestar !!


Enlaces de interés:

http://www.mnr.gov.ru/gosdoklad-eco-2015/arctic.html
http://www.arctic-info.com/regions/
http://www.statcan.gc.ca/pub/85-002-x/2015001/article/14165-eng.htm
http://www.barentsinfo.org/Barents-region
http://www.barentscooperation.org/en/About

miércoles, 20 de septiembre de 2017

EL PASAJE DEL NOROESTE, MITO O REALIDAD

Las expediciones de conquista de los Polos Norte y Sur nos han fascinado siempre principalmente porque son historias que combinan relatos de aventura en condiciones extremas con sacrificio humano y tragedia a partes iguales.

La conquista de los polos, la llegada a esos dos puntos geográficos tan alejados y distintos de todo aquello que conocemos y que nos es familiar, han llenado páginas de libros que coleccionamos y atesoramos en casa con cariño. Son lugares remotos e inhóspitos donde nada crece, donde la noche dura meses y donde se registran temperaturas imposibles. Pero hay otros lugares que también han sido objeto de tanta pasión y sacrificio como nuestros queridos polos. Aunque quizás a primera vista estos otros lugares puedan parecernos menos románticos y quiméricos, han sido testigos de innumerables hazañas épicas que superan a veces a aquellas otras que conocemos tan bien.

En este caso, me estoy refiriendo a un lugar donde no se puede plantar una bandera porque no se trata de un punto concreto que se pueda marcar en un mapa con una X como la cima de una montaña o los dos puntos donde todos los meridianos de la tierra confluyen. Este lugar del que os hablo es una ruta marítima ubicada a latitudes superiores a los 70º Norte, cuya utilización supondría acortar miles de kilómetros las tradicionales rutas comerciales existentes que unen el oceano Atlántico con el Pacífico. Éste "pasaje", ubicado al norte de Canadá, está formado por un conjunto de estrechos y canales que rodean las heladas islas del archipiélago Canadiense. Esta ruta se ha venido denominando desde hace tiempo como el pasaje del Noroeste, aunque siglos atrás ha tenido otros nombres muy distintos.

El pasaje del Noroeste, es una ruta que de forma caprichosa y aleatoria resulta a veces navegable, pero que en la gran mayoría de las ocasiones se encuentra total o parcialmente obstruido por el hielo. La navegación a través de él resulta entonces imposible para cualquier barco si exceptuamos a los barcos rompehielos, aunque a veces ni siquiera éstos pueden atravesarlo.

Imagen Satélite NASA
Encontrar un paso navegable por el norte de Canadá se convirtió en una obsesión para los ingleses, una especie de Grial inalcanzable que tuvo su apogeo durante el siglo XIX, donde las expediciones se multiplicaron de forma exponencial. Muchos fueron los que promovieron con entusiasmo realizar estos viajes de descubrimiento, pero quizás de entre todos ellos, el nombre de John Barrow, segundo secretario del Almirantazgo Británico, despunte por encima del resto. Su nombre estará para siempre ligado al del pasaje del Noroeste a pesar de que su muerte se produjera apenas unos años de que éste fuera finalmente atravesado de punta a punta por uno de sus compatriotas. John Barrow pasó sus cuarenta años de servicio al gobierno seducido por éste mortal canto de sirena y finalmente se fue de este mundo sin ver satisfechas sus ambiciones.

John Barrow
La apertura de ésta ruta permitiría a Inglaterra alcanzar sus puestos comerciales al otro lado del mundo en mucho menos tiempo de lo que habitualmente les costaba llegar. La distancia para llegar a Japón se acortaría unos 6.000 km con respecto a las alternativas existentes a través del cabo de Hornos o del cabo de Buena Esperanza. No se trataba pues de la mera persecución de un sueño fantasioso de explorador a la que la Marina Real Británica se hubiera querido sumar, sino que existían fuertes intereses comerciales que suscribían el adherirse dicha persecución.

En realidad no existe un único paso a través del laberinto de islas que conforma el archipiélago, sino que existen varios caminos posibles que permiten atravesarlo, pero todos igual de traicioneros y peligrosos. Como en todo buen laberinto de fábula, alcanzar los tesoros que se esconden a su otro lado, supone tener que lidiar y enfrentarse a los habituales peligros inherentes a éstos. En este caso, al Minotauro de las regiones árticas. Dícese: temperaturas extremas, osos polares, escasez de alimentos frescos que desembocan en brotes de escorbuto, aislamiento, etc.

Sus pasadizos de agua forman a veces trampas mortales, callejones sin salida que enormes masas de hielo bloquean a sus espaldas atrapando en su interior a aquellos más atrevidos que se aventuraron quizás demasiado lejos. En estas ratoneras heladas se tuvieron que abandonar muchos barcos. Muchos exploradores han perdido allí la vida, pasando con suerte a ocupar alguna solitaria tumba helada excavada en el permafrost. En estas neveras naturales, sus cuerpos permanecen incorruptos durante siglos transportando en el tiempo a sus moradores, desde el instante en el que fueron enterrados hasta la actualidad. Seguramente este infame pasaje ha arrebatado más almas que las que se ha cobrado la conquista de los polos a lo largo de toda la historia . 

HMS Terror-Expedición de George Back
La entrada por el lado este del pasaje, a través del estrecho de Lancaster, se encuentra situada alrededor del paralelo 74, en el extremo norte de la bahía de Baffin. La entrada por su lado Oeste se se ubica algo más al sur, alrededor del paralelo 70. A pesar de que visto sobre un mapa, existe aparentemente un canal de decenas de kilómetros de anchura que une ambos océanos prácticamente en línea recta, la realidad es que el pasaje no siempre se encuentra  libre de hielos en verano y cuando lo hace, lo está tan solo durante un breve espacio de tiempo, normalmente en el mes de septiembre. Además, el lado oeste, de esta aparente autopista hacia el Pacífico, estan bloqueadas por las inmensas masas de hielo de formación plurianual que el mar polar empuja inexorablemente en dirección sur contra las islas de Banks y Patrick situadas en el límite noroccidental del archipiélago.

El calentamiento global podría cambiar dramáticamente ésta situación, y el pasaje podría en un futuro ser permanentemente navegable en el plazo de tan solo unos cuantos años, lo que probablemente desataría un conflicto de escala internacional, ya que no está del todo claro a quien pertenece la soberanía y control de sus aguas. Éstas, de no ser consideradas como internacionales, estarían disputadas por los países por los que transcurre, Estados Unidos y Canadá. Pero no estamos aquí para hablar de geopolítica o acerca del cambio climático, sino sobre todo, de exploradores y sus descubrimientos. Contar la historia completa del descubrimiento del paso del Noroeste implicaría escribir un libro completo acerca de él y seguramente todavía nos quedarían cosas en el tintero, por eso en esta publicación solo daré alguna pincelada al respecto.

Las primeras flirteos con el pasaje comenzaron durante el siglo XVI, poco después de que Cristobal Colón llegara a las Américas. Fuimos también los españoles los culpables de introducir el "virus del pasaje del noroeste" en las mentes de toda Europa en aquella época. En 1539 Francisco de Ulloa, fue enviado desde Méjico hacia el norte por Hernán Cortés para explorar la costa oeste de América.

Francisco pronto se topó con la península de California y se introdujo por la abertura de entrada al Golfo de California. A pesar de que llegó a navegar hasta el extremo norte del golfo, no acertó en su viaje a concluir que aquella enorme masa de agua se tratase realmente de una bahía. No tuvo reparos, por tanto, en plantear la posibilidad de que aquel descubrimiento podría ser en realidad la entrada occidental a un pasaje que cruzara todo el continente Americano ¿porqué no? y que éste, lógicamente tenía que desembocar en el golfo de San Lorenzo, ubicado al sur de la península del Labrador donde ahora se ubica Quebec. Sería aquel, el origen del mito, había nacido el que se denominaría Estrecho de Anián que posteriormente pasaría a ser llamado el Pasaje del Noroeste.

Estrecho de Anian
Existen otros nombres de paisanos nuestros, como el de Juan de Fuca (1592) o Lorenzo Ferrer Maldonado (1588), que realizaron viajes con posterioridad al de Ulloa y que están también ligados al descubrimiento de éste mítico pasaje. Juan de Fuca afirmó haber navegado durante veinte días por un estrecho, ubicado a una latitud de 47ºN, que desembocaba en el llamado "mar septentrional", un estrecho que pasó a denominarse el estrecho de Juan de Fuca. El "mar septentrional", al que aludía Juan de FUca no era más que otro mito de la época que hablaba de la existencia de un mar navegable, libre de hielos, ubicado alrededor del polo norte geográfico. El mito era de tal calibre que también hablaba de la presencia de una enorme roca magnética ubicada en el mismo polo. La llamada "Rupes nigra et altisima".




Rupus Nigra
Lorenzo Ferrer Maldonado por su parte afirmaba haber atravesado en el transcurso de un mes el famoso estrecho. Esta vez entrando por su lado oriental , la bahía de Baffin. Maldonado afirmó haber disfrutado siempre de luz del día, incluso por la noche, y de haber experimentado temperaturas suaves. Los relatos de Lorenzo Ferrer y Juan de Fuca serían las semilla que llevarían a Malaespina a explorar de nuevo la costa oeste de América en 1792.

Por desgracia, sus aparentes logros merecen dudosa credibilidad ya que están envueltos en una espesa bruma de controversia y confusión. La incertidumbre es tal, que incluso existe la duda de si el propio Juan de Fuca llegó a existir realmente o si en realidad se trata tan solo de un personaje de ficción. Respecto a Lorenz Ferrer, el mismo con su bizarro comportamiento dinamitó su propia credibilidad. Pero, en fin, que éstas son historias en las que algún día profundizaremos debidamente.

Ahora volvamos a nuestro querido pasaje, al verdadero. La entrada clásica por su lado este se efectúa a través del estrecho de Lancaster. Se trata de una escurridiza y ancha apertura de unos 70 km de ancho ubicada en la costa oeste de la bahía de Baffin entre la isla de Devon y la tierra de Baffin. Una entrada imposible de pasar por alto y que, teóricamente, debería haber invitado a aquellos exploradores que navegaran en sus proximidades a adentrarse por ella. Fue descubierta por William Baffin allá por el año 1616, pero Baffin no llegó a penetrar por ella, ni nadie más lo intentaría durante los próximos 200 años.

Mapa de la Bhía de Baffin por William Baffin
Casi todos los barcos que se adentraban en la bahía de Baffin navegaban pegados a la costa occidental de Groenlandia, ya que la costa opuesta y el centro de la bahía se encuentra normalmente atestada de icebergs, por éste motivo permaneció durante tantos años imperturbada y oculta, hasta que John Barrow llegó al Almirantazgo y decidió acabar con el misterio.

Bahía de Baffin- Mapa de John Ross
La historia "moderna" acerca del descubrimiento del pasaje empieza de nuevo de una forma un tanto extraña. En 1818 un veterano capitán escocés llamado John Ross, fue enviado a seguir los pasos de William Baffin con objeto de investigar las aberturas que su predecesor había avistado en la bahía, es decir, los estrechos de Smith, Jones, etc. Después de rodear toda la costa norte de la bahía de Baffin, decidió adentrarse por este apetecible y sugerente portal, y aquí viene lo grotesco de su intento. Lo hizo tan solo durante unos cuantos kilómetros en dirección oeste antes de dar la vuelta para volver a casa. Ross pensó haber visto que este aparente estrecho se trataba en realidad de una bahía cuyo fondo se encontraba cerrado por una imponente cadena montañosa, una cordillera a la que tuvo el atrevimiento de bautizar con el nombre de Croker mountains. El nombre del primer Lord del Almirantazgo, dudoso y efímero honor, como veremos en breve.

Estrecho de Lancaster con sus Croker Mountains cerrando el paso.
Ni la fuerte corriente contraria contra la que navegaba hacia el oeste, ni la profundidad del pasaje (ambos indicativos de que aquella apertura no era la entrada de una bahía sino de un estrecho) hicieron cambiar de opinión al tozudo John Ross. Un tipo bastante cabezota al que admiro, por cierto, pero del que ya hablaremos en otro momento en alguna otra publicación.

Croker Mountains por John Ross
Ni que decir tiene que esas fantásticas montañas, a pesar de haber quedado preciosas en sus dibujos de la expedición, no existían. El estrecho de Lancaster era efectivamente eso, un pasaje, y no una bahía o un golfo. John Ross había dado la vuelta justo a la entrada de aquel codiciado tesoro que su país de origen llevaba más de trescientos años tratando de localizar. John Barrow nunca se lo perdonó, y aquella decisión cerraría las puertas al pobre John a comandar las futuras expediciones que fueron promovidas por la Marina Británica. A pesar de aquella moratoria, Ross organizó las suyas propias algún tiempo después. Un cabezota, ya os lo he dicho.

Fue un año después cuando William Edward Parry, su segundo de abordo durante aquella primera expedición, cogió el testigo y en 1819 forzó a sus dos barcos, a atravesar aquel espejismo que Ross había creído ver cerrando el estrecho. Parry batió el record de longitud oeste. Se adentró mil kilómetros por aquel impresionante pasaje hasta alcanzar la isla Melville, ubicada prácticamente en la salida oeste del pasaje. Allí, sus barcos fueron incapaces de avanzar un kilómetro más debido a la inmensa cantidad de hielo procedente del norte que atascaba la salida. No pudo regresar aquella misma temporada, de manera que se vio obligado a pasar diez largos meses atrapado por el hielo hasta que éste se abrió lo suficiente para dejarle escapar con vida. Parry tuvo mucha suerte, no solo por haber llegado tan lejos, sino también por haber podido escapar indemne de aquella aventura.

Cuarteles de invierno (Winter Harbour) de Parry en la isla Melville

1819 fue un año particularmente benigno en lo que a formación de hielo se refiere. Pasaron muchos años antes de que la isla de Melville pudiese ser alcanzada desde el este de nuevo. El logro conseguido por Parry excitó la imaginación de Barrow que comenzó a asediar al paso del Noroeste como si de una fortaleza enemiga se tratara. Expedición tras expedición, barcos de exploración (antiguos buques de guerra de la marina acondicionados y reforzados) fueron enviados a estrellarse contra los hielos que llenaban los canales y pasos de agua de aquel particular archienemigo del segundo secretario del Almirantazgo. Incluso John Ross, como hemos visto antes, consiguió fondos suficientes para organizar su particular cruzada contra aquel formidable contrincante. Protagonizó durante los años 1829 a 1833 la que sería una de las más espectaculares historias de supervivencia y perseverancia de la historia de las expediciones polares. John Ross sobrevivió a cuatro largos inviernos árticos perdiendo solo a tres hombres.

Posteriormente, en 1845, John Franklin, protagonizaría también un hecho que daría la vuelta al mundo en todos los periódicos de la época, una noticia que conmocionó al mundo civilizado de la época. No fue un gran logro, sin embargo, lo que estaba en boca de todos después de conocer la noticia, sino una de los mayores catástrofes de la exploración polar. John Franklin había desaperecido como por arte de magia junto a sus dos barcos, el Erebus y el Terror y sus 129 ocupantes mientras trataba de atravesar el pasaje del Noroeste. Houdini habría temblado de envidia ante tal hazaña.

Starvation Cove, representación de Julius Von Payer del final de Franklin y sus hombres.
Paradójicamente, la desaparición de John Franklin fue el detonante para que el Almirantazgo organizara una de las más espectaculares operaciones de rescate que el mundo había presenciado hasta entonces. Estimulados por un lado por la necesidad de recuperar el honor perdido con este estrepitoso fracaso, y por otro lado, presionados por la incansable mujer del pobre John, el Almirantazgo, ya desprovisto de Barrow, inundó las aguas del archipiélago con pesados barcos de madera llenos de hombres durante los años subsiguientes a la desaparición de Franklin, consiguiendo en último término dilucidar cuales eran los canales más adecuados a utilizar que podrían llevar efectivamente a un barco a atravesar el  indómito pasaje.

El resultado de aquel espectacular despliege de fuerzas, fue por supuesto que el pasaje fue finalmente y efectivamente atravesado. Curiosamente, la travesía sería  realizada por primera vez de oeste a este y no de este a oeste como una vez tras otra se había estado intentado. Sería Robert McLure, en 1853, el primero en hacerlo.

Robert McLure por Stephen Pearce.
La expedición de McLure se encontraba atrapada en el hielo en la bahía de Mercy, isla de Banks. Robert se encontraba en la tesitura de tener que abandonar su barco, el HMS Investigator, cuando tuvo la buena fortuna de ser encontrado por los miembros de otra expedición que se encontraba al mismo tiempo tratando de cruzar el pasaje desde el extremo oriental. Fue rescatado justo cuando estaba a punto de enviar a los más débiles y enfermos de su tripulación hacia una muerte casi cierta en un viaje hacia el sur, camino al continente. McLure esperaba que estos hombres podrían encontrar la ayuda de los nativos en la costa norte de América. Por otro lado, planeaba que los mas fuertes tratasen de continuar hacia el este en un último y desesperado intento de completar la travesía del paso. McLure, ayudado por sus rescatadores, atravesó en pie y a trineo sobre el hielo la distancia que separaba los barcos de ambas expediciones, y fue enviado de vuelta el verano siguiente sano y salvo a Inglaterra por el lado este del pasaje, lo que le convertiría en el "primer" explorador en atravesar el pasaje. El mito había pasado a mejor vida y empezaba a convertirse en realidad.

Pero, ¿había acabado ahí todo? ¿Que mérito tenía atravesar un pasaje a pie caminando sobre el hielo cuando el objetivo último de éste era demostrar que existía un acceso navegable entre los dos océanos? Sería muchos años después, en 1906, cuando Roald Amundsen, un explorador que seguramente nos resulte mucho más familiar que los anteriores, atravesaría el pasaje en su totalidad a bordo del pequeño, resistente y maniobrable Gjoa.

Gjoa
Pero aún así, ¿Que sentido tendría abrir una ruta comercial por un paso que había costado al gran explorador Roald Amundsen pasar dos inviernos atrapado en el corazón del ártico con un barco de apenas 45 toneladas? Y además, ¿donde está realmente el mérito que imputar a los exploradores vinculados al descubrimiento y travesía de este traicionero y escurridizo pasaje? ¿Está el mérito realmente ligado al hecho de simplemente atravesarlo o está sin embargo en todos los esfuerzos realizados por tantas otras expediciones en localizar y topografiar todos y cada uno de sus canales, bahías y estrechos?

Si consideramos que quien debe llevar los laureles de ser llamado el "Descubridor del Pasaje del Noroeste" es aquél que localizó el último eslabón del pasaje del Noroeste, estos laureles estarían aún a día de hoy huérfanos de cabeza soporte, pues siguen siendo disputados por dos personajes que aunque participaron en su exploración, realmente  nunca llegaron a atravesarlo. Estaríamos hablando de John Franklin y John Rae, ambos, grandes exploradores que emplearon años de sus vidas en su descubrimiento. De John Rae no he hablado en esta publicación pero podéis profundizar en su historia leyendo el libro (desafortunadamente solo disponible en Inglés) "Fatal Passage" de Ken McGoogan. John Rae, lideró varias expediciones por tierra para localizar la expedición perdida de Franklin, en su empeño, descubrió un pasaje clave, el estrecho de Rae, que terminaba de dibujar el mapa de los descubrimientos hechos hasta la fecha y que completaba el ansiado puzzle. Pero al hacerlo, averiguó también lo que había sido de aquellos pobres diablos. Lo que descubrió, oído de boca de los Inuit que habitaban por la zona donde Franklin había desaparecido, no gustó nada a la sociedad Británica de la época, ya que los relatos que Rae escuchó hablaban de horripilantes prácticas de canibalismo entre los supervivientes.

Rae escuchando las historias de los Inuit acerca de la expedición de Franklin en Repulse Bay
El hecho es que el descubrimiento del pasaje del Noroeste es el resultado de un esfuerzo combinado entre múltiples naciones que ha durado siglos. Una odisea que ha costado muchas vidas y dinero y cuyo resultado seguramente no se ha visto adecuadamente rentabilizado hasta la fecha. Cada vez que un barco se adentraba un poco más en las gélidas aguas que llenan sus canales, cientos de balleneros los seguían la temporada siguiente. La exploración de aquel pasaje aumentó los caladeros y por tanto mejoró las economías de los países que cazaban ballenas y focas durante los años que duró su exploración. Sus capturas alimentaban de aceite las lámparas y cocinas que alimentaban a sus ciudades.

El aumento de la temperatura de la tierra abrirá éste pasaje tarde o temprano a la libre circulación de enormes barcos mercantes que cruzarán impunemente sus aguas de este a oeste y de oeste a este. Los buques circularán sin temor a ser atrapados y hundidos por la mordaza helada que ha sumergido a tantos de sus predecesores. Pero me temo que la verdadera rentabilidad del pasaje está aún por venir. Desgraciadamente, ésta llegará cuando se empiecen a explotar los yacimientos petrolíferos que sus cuencas han albergado y escondido celósamente durante todo este tiempo, y que hasta ahora, se consideraban inabordables por las condiciones climáticas circundantes.



El pasaje del Noroeste también esconde una apacible belleza que solo algunos pocos afortunados han podido apreciar y disfrutar. Con el tiempo, además de los buques mercantes, más y más cruceros de pasaje también surcarán sus aguas. Quizás pronto alguno de nosotros en breve podamos visitar su quieta magnificencia y maravillarnos ante los cada vez más abundantes yacimientos arqueológicos que actúan como potentes reclamos turísticos. Los restos de los naufragios recientemente hallados de los barcos Erebus y Terror, las tumbas de los marineros incorruptos de la expedición de Franklin enterrados en Beechey island y otros restos encontrados procedentes de la era de la exploración  empezaran atraer a turistas de todo el mundo revitalizando una región tan profundamente deprimida como es el ártico Canadiense.



domingo, 10 de septiembre de 2017

¿QUÉ ES EL ÁRTICO?

Si preguntamos a la gente de nuestro país qué es el Ártico, seguramente nos encontremos con respuestas del tipo "un lugar lejano, frío, inhóspito,...". Si hacemos la misma pregunta a la gente que vive en el Ártico, es posible que la respuesta sea “nuestro hogar”. Para ellos no es un lugar exótico, ni un lugar lejano, es el lugar en donde sus hijos van al colegio, el lugar que ven cuando se asoman a su ventana…


Pero… ¿qué es exactamente el Ártico? No hay una definición única y universal que comparta todo el mundo, por lo que voy a exponer aquí algunas de las más extendidas:


1. La definición más extendida es que el Ártico es todo aquello que cae al norte del Círculo Polar Ártico (Arctic Circle en inglés), que está situado a una latitud de 66º33’44”N. Más al norte de esta latitud no tenemos puesta de sol en el solsticio de verano, y no tenemos amanecer en el solsticio de invierno. Si nos fuésemos exactamente al Polo Norte, tendríamos seis meses de luz, y seis meses de oscuridad.

Fuente: https://arcticportal.org/images/maps/small/1.1.jpg

Una de las contrapartidas que tiene esta definición es que no sigue ningún criterio específico, más allá del geográfico, y separa artificialmente áreas contiguas homogéneas.


2. Otra definición, basada en la temperatura, es la que nos dice que el Ártico es todo aquello en donde la temperatura promedio en Julio (el mes más caluroso del año en el Ártico) no sobrepasa los 10ºC, es decir, tenemos una Isoterma 10ºC (July 10 °C Isotherm en inglés).

La problemática que presenta esta definición es la temporal. La isoterma de los 10ºC está en constante cambio, pudiéndose desplazar más al norte o más al sur dependiendo de los años, lo que hace que no sea posible determinar un área fija para el Ártico.



3. Otra definición, basada en criterios biofísicos, es que el Ártico es todo aquello que cae al norte de la latitud en la que los árboles ya no crecen, también llamado Límite Arbóreo Ártico (Arctic Tree Line en inglés). Más al norte de este límite nos encontramos con un paisaje congelado, habitado por arbustos y líquenes.
La problemática que presenta esta definición es espacial. Hay regiones en las que la transición entre el bosque boreal y la tundra es de centenares de kilómetros. Por ejemplo, en Rusia, la transición entre bosque boreal y tundra puede llegar a alcanzar los 300 km.


¡ATENCIÓN! Me gustaría remarcar en este punto que el Límite Arbóreo Ártico es la frontera que tradicionalmente separa la zona del Ártico (Tundra) de la zona del Sub-Ártico (Taiga o Bosques Boreales).  En los últimos años los expertos se han dado cuenta  de la importancia de tratar al conjunto Ártico (Tundra) – Sub-Ártico (Taiga o Bosques Boreales) como un todo, como un solo ecosistema cambiante, una región única al norte del 55ºN a la que se le ha denominado el Norte Circumpolar (Circumpolar North en inglés).
A finales de los años 90, el Consejo Ártico (Arctic Council en inglés) se propuso crear una definición del Ártico más homogénea que las anteriores en los aspectos económicos, sociales y políticos. Y, desde entonces, los diferentes grupos de trabajo que lo componen han ido creando sus propias definiciones para poder realizar de la forma más eficiente sus respectivos trabajos:


4. Arctic Monitoring and Assessment Programme (AMAP) – Para este grupo de trabajo del Consejo Ártico, las áreas que deberían considerarse como parte del Ártico son, básicamente, las zonas terrestres y marinas al norte del Círculo Polar Ártico, al norte de los 62ºN en Asia y los 60ºN en América, con la inclusión de las zonas marítimas de las Islas Aleutianas, la Bahía de Hudson, y ciertas partes del norte del Océano Atlántico como el Mar del Labrador.
5. Arctic Human Development Report (AHDR) – Este grupo de trabajo tomó como referencia la definición realizada por AMAP, realizando algunas modificaciones sobre ella para considerar una zona más homogénea en el aspecto cultural, social y económico.
6. Emergency Prevention, Preparedness and Response (EPPR) – Este grupo de trabajo también tomó como referencia la definición realizada por AMAP, excluyendo algunas zonas marítimas y la parte central de Alaska.

Fuente: https://arcticportal.org/images/maps/small/1.4.jpg

7. Conservation of Arctic Flora and Fauna (CAFF) – Este grupo también ha creado su propia definición del Ártico, intentando seguir mayoritariamente el Límite Arbóreo Ártico, con sus pequeñas modificaciones para incluir los ecosistemas que son de su competencia.
Si ahora juntamos todas estas definiciones sobre lo qué es el Ártico en un solo mapa, obtenemos una imagen tan clarificadora y simple como la siguiente:
Si hacemos un análisis rápido a las zonas que se consideran el Ártico según las diferentes definiciones que acabamos de comentar, vemos que abarca zonas con poblaciones importantes, rutas marítimas claves, y es una área con una gran importancia a nivel geopolítico.


Y para ti… ¿Qué es el Ártico?


En la siguiente entrada de este blog comentaremos lo que es el Ártico para los 8 estados miembros del Consejo Ártico, sus límites geográficos, sus características y las implicaciones que tiene en cada estado miembro ser un habitante de tales regiones.


miércoles, 6 de septiembre de 2017

UN BUEN COMIENZO

Cuando uno se embarca en una aventura polar nunca sabe si ésta va a terminar bien o en tragedia. "Del Ártico al Antártico" es una pequeña aventura en la que nos embarcamos que nos hará pasar frío sin levantarnos del sofá y que esperamos termine de forma exitosa, o mejor, que no termine nunca.

Se trata de un proyecto cooperativo sin pretensiones en el que se pretende dar cabida a todas aquellas historias y anécdotas que anónimos exploradores de las regiones Árticas y Antárticas podáis tener archivadas en vuestro baúl de los recuerdos y que hasta ahora solo habéis podido compartir con vuestros amigos y familiares a la vuelta de vuestros viajes.

"Del Ártico al Antártico" permitirá a viajeros, aventureros y también a entusiastas exploradores de salón, que solo han visitado las regiones polares a través de las páginas de un libro, dar a conocer sus viajes, experiencias, conocimientos y también reflexiones, a un público motivado e interesado en estos asuntos. 

Pretendemos que las publicaciones sean informativas y amenas, que nos cuenten historias del pasado y del presente, que nos hablen de expediciones olvidadas y tragedias pero también de las hazañas increíbles que se están desarrollando actualmente. Queremos conocer mejor a esos exploradores polares de hoy en día cuyas hazañas apenas aparecen en los medios de comunicación, asombrarnos ante los retos y dificultades a los que se enfrentan. 

Queremos que vosotros, humildes viajeros que habéis pisado esas regiones, nos enseñéis cosas que no sabemos, que acerquéis a nuestras casas lugares que solo soñamos con visitar o de los que nunca hemos oído hablar. Queremos, a través de este foro, sentir el frío extremo en nuestras caras, temblar ante la proximidad de osos polares, sentir el cansancio de nuestras piernas y brazos después de una larga jornada caminando por la nieve, arrastrando un trineo o remando en nuestro kayak. Queremos ponernos en la piel de aquellos pioneros que se enfrentaron a lo desconocido con medios más que rudimentarios, en definitiva, acercar las lejanas regiones polares del Ártico y del Antártico a nuestros corazones y hogares.

Ésta primera publicación es una llamada a todos aquellos que queráis divulgar vuestras experiencias y conocimientos. El blog nace como una extensión del grupo de Facebook del mismo nombre, en el que estáis invitados  también a participar. Los autores del blog serán todos aquellos que se animen a participar en él con al menos una publicación. Cada autor será el propietario de sus publicaciones y responsable de la veracidad o falsedad de su contenido. 

Esperamos que pronto éste blog se encuentre lleno de información interesante y que no termine resultando un desierto helado, así que ¡¡ánimo su futuro está en nuestras manos!!.